viernes, 4 de abril de 2008

Los viejos y tan nuevos tiempos

Por supuesto recordando mi juventud, como debe de ser en la nostalgia. ¿Cómo era aquella era dorada de los sesentas y setentas? Cuando todos nos extendíamos bajo el sol y nos crecía una flor, cuando creíamos que íbamos a cambiar el mundo. Cuando entre nuestra clase media acomodada nos llegaba la influencia de los hippies mientras que Fidel triunfaba en Cuba y el Che nos daba lecciones, cuando hablábamos entre susurros después de haber visto y sufrido la matanza del '68, cuando las primaveras eran de peñas y buscábamos cafés confortables como el memorable "Acuario". Recuerdo vagamente ciertas emociones, muchas dudas, desde luego. pero sobre todo siempre estar deslazada. Poco comprendía entonces y sin embargo ahora, me atrae como abeja al panal. De nuevo a los orígenes, tal vez. Pero seguramente también, ahora reconozco mejor la causa de la rebeldía. Los rebeldes eran con causa y desembocaron desde luego en la opción por la paz frente a la guerra de Vitnam, la conciencia social, antes que el individualismo ramplante del capitalismo. Aquellos tiempos eran colectivos, las vivencias se establecían en grupo. Idealistas como éramos, conseguimos muchos cambios, que tal vez ahora ya no los reconocemos pero que están ahí, para bien o para mal. Añoro esas experiencias grupales pero acepto los grandes cambios individuales que ahora se dan, el avance maravilloso de la tecnología que nos permite expresarnos y sobre todo ver a lo jóvenes de ahora buscarse entre las junglas citadinas.

La mera nostalgia me agarró, se me va metiendo poco a poco y todo se va aclarando y tal vez hoy tenga más paciencia y menos prisa y curiosamente, me sorprenden más las pequeñas cosas. Por esas épocas gloriosas de los sesentas y setentas en que dejé mi juventud, hoy soy lo que soy, vaya pues mi tributo a los que junto a mi recorrieron los caminos del peace and love, de la revolución social, del volkswagen y sobre todo de la búsqueda que aún no termina.