viernes, 8 de agosto de 2008

Mérida de antaño


Llegar a la opulencia de Mérida en contraste con la pobreza de Chiapas, fue realmente insultante. Había pensado quedarme un tiempo más en Huixtán, el pueblo en donde viví el último año en Chiapas, sin embargo un episodio me hizo salir de ahí. Mientras estuve ahí nada había sucedido, pero la semana que mi marido se fue, entraron a robar en la casa. Ahí supe que una mujer con una hija pequeñita sola, en un pueblo, no era nada seguro. Así que empaqué todo, era aproximadamente el quinto cambio en dos años, contraté una camioneta para meter algunas cosas. Nos fuimos en caravana a Mérida, yo manejando sola con mi hija en un volkswagen y la camioneta detrás de mi.




Salir de ese aire frío, me encantó, conforme íbamos bajando al nivel del mar me volvía la sangre a circular y me sentía mejor hasta que llegué a Mérida y la camioneta con todas mis cosas ¡se perdió!




Sin saber la dirección a donde llegaríamos fui al hospital en donde trabajaba mi marido a avisar de la pérdida de la camioneta, él nos llevó a la casa que había encontrado y nos dejó ahí con la llave, porque tenía que seguir trabajando.




Entrar en la casa fue muy fácil, ¡estaba a medio hacer! y por supuesto llena de polvo, pero no perdí tiempo en eso y me fui rapidamente a intentar recuperar mis cosas, así que lo primero que conocí fue la estación de policía para reportarles la camioneta para que pudieran darle una dirección al chofer a donde llevar las cosas.