jueves, 18 de junio de 2009

El Invernadero

No he podido quedarme callada. He de decir que este post ha sido inspirado, por los acontecimientos que hoy mismo se dieron a 18 días de las elecciones en mi pobre y maltrecho país. Hoy justamente, se peleaban entre dos mujeres, utilizadas, por el que se dice partido de izquierda PRD, la jefatura de una delegación de la capital mexicana. Las pugnas internas del propio partido, dieron pie a manifestarse ante un tribunal, porque una de ellas sintió pisoteados sus derechos y cosa insólita, un tribunal le ha dado la razón, pasándo por alto los derechos partido a mantener una vida interna propia. Si no son reconocidos los mínimos derechos a tener decisiones internas en un partido ¿que caso tiene que se hagan "elecciones internas", sino van a ser respetadas por los señores de toga y birrete? Por que los derechos de cada ciudadano están implícitos en su decisión de tomar parte o no de un partido al que considera que no ha respetado sus derechos. ¿porqué la estimable doña no recogió su cola y se fue a otro partido o se salió del que considera malo?

Varios motivos hay, el primero esa mujer hizo uso de sus derechos, motivada por su presidente de partido que llegó cuestionado y de la misma forma a través de un tribunal y segundo porque no se le dio la gana, y tal vez pensó, muy atinadamente que ya basta de ser utilizada por los grupos para llenar cuotas o simplemente estaba asesorada y vuelta a utilizar por los mismos grupos, con clara intención.

A raíz de ese incidente aparece en escena el siempre eterno López Obrador en un mitin, en el que indignado pide el voto para el candidato de otro partido, siendo el mismo del PRD ???????
Con un gesto, francamente indignante pregunta el nombre de un pobre hombre que estaba junto a él, supuesto candidato del otro partido y sin ningún reparo de respeto para su persona lo conmina ante una turba a juramentar que si gana le dará el puesto a la candidata contrincante ???????

Por supuesto la respuesta de los medios de comunicación no se hizo esperar, denigrando al temerario López Obrador, por pragmático, mesiánico y autoritario, sin embargo y lo más contradictorio de todo esto, es que al mismo tiempo reconocen que fue el tribunal electoral el que puso contra la pared al propio PRD.

¿tons?, dijo aquel, ¿quien fue primero el huevo o la gallina? ¿quien fue el responsable de tal enjambre?

Lo único cierto es que el pobre votante de Iztapalapa (delegación en conflicto), está más confundido que nunca, si es perredista y vota por su partido, resultará que está votando por un nombre que no es el real (las boletas ya están impresas y no se podrá quitar el nombre de la candidata que no es candidata) y si vota por "el otro partido" al que mandó votar López Obrador, estará votando por un "ente" que ni nos enteramos del nombre y quien sabe por qué artes en lugar de él, llegará al fin la candidata de López Obrador. ????????

Mi indignación surge del penoso trato que López Obrador da a la persona que utilizará como "herramienta", para los propósitos de probar las votaciones para lanzarse el próximo 2012 a la presidencia de la República, que espero que sea de Tunbuktú, de otra manera y si por algún motivo llega a la presidencia dejo aquí constancia que me exilio a cuelquier lugar del mundo "mundial", con tal de no tener a la cabeza un ente tan poco respetuoso y respetable como el tal López.

"El pueblo no era tan educado como el pueblo de los manuales de lectura. Entendía el apartado de la educación cívica de distinta manera que los autores. El pueblo era envidioso. Envidiaba a los diputados el título, el escaño, la inmunidad, las dietas, el billete gratuito. ¿Dignidad del Parlamento? Risas en las tabernas, risas en los callejones. Los altavoces habia degradado el Parlamento, en las habitaciones del pueblo, durante demasiado tiempo, la representación pupular se había convertido demasiado de buen grado en coro, un coro simplón acompañando el solo del dictador. El prestigio de la democracia era escaso."

Aunque pareciera que el párrafo anterior se refiere a los acontecimientos que hoy se sucitan en mi país, son palabras escritas en 1953, cuando yo tenía escasamente un año, por Wolfang Koeppen (alemán) en su libro "El Invernadero".