sábado, 12 de diciembre de 2009

LA GRAN TONTA

Hay grandes baratas, grandes fiestas, grandes amigos, grandes vacaciones, todo grande y eme aquí como la gran tonta, si de todo hay grande yo soy la más tonta de todas.
Verdaderamente no tengo de que quejarme, pero cuando alguien sabiendo lo que quiere, deja de hacerse caso y se deja llevar por la medida de otro, simplemente por no ser egoísta y ser considerada y agradable, esa es verdaderamente una gran tontería. Definitivamente el egoísmo no existe y esta es una gran lección para estas épocas en donde los supuestos "valores" catolicuchos, burgueses y totalmente decadentes quieren abrirse paso y sin pedir permiso. Todo está rodeado de supuestos, suponemos que nos quieren, suponemos que la cena será perfecta, suponemos que el juguete que compramos funcione, suponemos que el abrazo que nos dan lo deseamos y digo ¿es eso cierto? Cincuenta mil anuncios y películas cursis nos hacen pensar que solo nosotros somos el gran Grinch y desde luego si uno se remite a la película suponemos que sí, que somos unos resentidos amarguetas y que hay que corregirnos y ahí entonces comienza la verdadera película de la infelicidad, que desde luego no existe, pero debería de ser más o menos así:
-Primera escena alguien quiere ser agradable con el otro
-Segunda escena existe a expectativa de que somos felices
-Tercera escena hay lágrimas
-Cuarta escena, se repite la primera escena pero esta vez cada quien decide según su momento
-Quinta escena, se repite la segunda escena pero nadie espera nada del otro, simplemente se ven unos a los otros como seres individuales y valiosos en su propia peculiaridad.
-Sexta escena, hay lágrimas y risas, buenos y malos momentos pero todo ello no es culpa del otro sino consecuencia de su propio desarrollo, nadie se culpa.
Me pregunto donde está la infelicidad, pues en eso, en ver las cosas a través de otros y no mirarte a tí mismo con tus propias limitaciones y aspiraciones.
No hay una feliz navidad, lo que hay es un comienzo y un final que pueden ser felices o infelices pero que al fin son un cambio, un alto en el camino, un recuento y una suma de todo, lo malo y lo bueno, lo agradable y lo desagradable y de todo ello el único responsable es uno mismo.