sábado, 25 de febrero de 2012

jueves, 23 de febrero de 2012

Venerable Anciana a mis sesentas

Las Naciones Unidas considera "anciano" a toda persona mayor de 65 años en los países desarrollados y de 60 para los países en vías de desarrollo.  Como vivo en México, que es un país en vías de desarrollo, soy una venerable anciana. ¡Vaya! Las cuestiones geográficas, si viviera en Europa, aún no sería anciana.   Por otro lado, me sorprende también las políticas públicas, porque ahora resulta que en México, lo que era el Instituto Nacional de la Senectud (INSEN), pasó a ser INAPAM, Instituto Nacional para las Personas Mayores. Veamos esto más detenidamente, porque es interesante.  La palabra senectud, proviene del latin "sententia", es decir, el juicio y la opinión, el buen sentimiento y la sensatez, pero parece ser que al señor presidente de las botas el tal Fox, que asume la presidencia dos años antes de tener cabida en el INSEN, le da por negar su edad y condición y en lugar de senectud, nos quiere vender la idea de que los que cumplen 60 son "Adultos Mayores en Plenitud" y cambia el nombre de INSEN por INAPLEN, para corregir tal descalabro, queda hoy asentado como INAPAM, es decir de no haber llegado Fox, yo sería una mujer en senectud y tal vez la sensatez hubiera tenido cabida en mí y si hubiera cumplido mis 60 años con Fox, sería una Adulta en Plenitud y en estos momentos estaría plena, pero hoy soy un persona mayor simplemente y a secas, aunque para el mundo y frente a las Naciones Unidas yo soy un anciana, lo de venerable me lo he puesto yo solita para mandar al carajo a los políticos mexicanos a las Naciones Unidas y al mundo entero, porque ciertamente y al fin me entró el juicio, la opinión y la sensatez, estoy trabajando sobre el "buen sentimiento", eso por lo que despiertan en mí los políticos y sus "politiquerías".  Cuando al fin harán una política pública en México, decente, coherente, sin "senciblerías" ni paternalismos.  Los ancianos, no merecen ser "ensalsados", ni degradarnos al grado de vernos con lástima, carencia o necesidad de apoyo.  Los ancianos merecemos lo que nos hemos ganado, personalmente cada quien tendrá su propio cielo o su propio infierno pero socialmente hemos contribuído lo suficiente al Estado, como para que éste retribuya de alguna forma nuestro esfuerzo.  Trabajamos, algunos procreamos, pagamos impuestos, participamos, durante por lo menos 40 o más años.
Lo cierto es que hay una etapa de vida en que nos enfrentamos con grandes cambios: ya no somos tan fuertes como solíamos ser, los padecimientos se convierten en un problema, los hijos se van de casa, las personas que amamos mueren, etc.  Esto es así, ni bueno ni malo, ni mejor ni peor, es como es.  No aceptarlo, nos hace más torpes, ansiosos y desesperados.  Sin embargo, en cada cultura y época histórica la ancianidad se ha visto de diferente manera.  En la época en que vivimos en donde el consumo nos rige, no somos importantes, porque solemos consumir menos.  Los anuncios van dirigidos a los y las jóvenes exitoso/as, es decir que tengan capacidad de compra y entonces resulta que los viejos ya nos son tomados en cuenta, si nos dejamos llevar por esta visión, tendríamos que hacer hasta lo imposible por negar la edad y nunca pasar de los 59, edad límite y altamente conveniente.  Así que ante esta circunstancia me quedan de dos sopas; reconozco mi vejez o me gasto mi legado en cirugías plásticas y cosméticos para encubrir las posibles evidencias de mis 60'as.   Por si son peras o manzanas hoy fui a sacar mi credencial del INAPAM, eso me da derecho a pedir descuentos en varios lugares, lo cual es ganancia, lo indignante es ver:
1.- Oficinas raquíticas de tan cacareado Instituto
2.- Tienes que llevar tu "fotito"
3.- Máquinas de escribir del siguiente año en que me gradué de la secundaria
4.- Una "credencial" chafa de cartulina y que te cobran cinco pesos por enmicarla
5.- Enterarme que al infame Instituto, en Yucatán lo dirige un idiota con cara de animal de 31 años que se la pasa poniendo en el facebook lo mucho que ama a su recién adquirida mujer colombiana y lo curioso es que si vas al facebook de la colombiana mencionada, tiene más información sobre el INAPAM, de lo que menciona su marido.  Digo yo ¿porque carajos hacen públicas sus miserias?, bien podría tener una hermosa página informativa del instituto que supuestamente dirige y poner su facebook privado y no hacer públicas sus intimidades.

Es el colmo que un Instituto del Estado, como el de Yucatán que tiene tanta deuda, no haya podido destinar unos miles de pesos (y estoy hablando de no más de 50 mil pesos) en una máquina como la que
tienen en esas tiendas de cobro y que te dan tu credencial en PVC, ahí mismo te sacan la foto y no tardan más que cinco minutos.   El proceso de mi credencial en el INAPAM, me llevó más de cuarenta minutos, ¿puedes creerlo?
Donatelo, llego a la siguiente conclusión para no cansarte; ser viejo en México es una porquería, más vale que mejor nos vayamos a cenar y a dormir.