Pero una marea bate sus muros hasta el punto de derrumbarla." Flaubert
Siguiendo a Nadine:
"Solo los putos profesionales, maquillados y lo bastante altivos para estremecer e intimidar a los clientes en perspectiva, son lisa y llanamente lo que son: hombres que conservan la insignia sexual de lo femenino, criatura extinta en la preferencias de los suyos. Uno se paseaba arriba y abajo delante del café donde yo estaba sentada con la bebida que había pedido. Usaba un abrigo largo de ante color verde suave, abierto en su diagrama desnudo y rodeado por un cinturón plateado, con su rostro de una belleza inhumanamente estilizada en la expresión e un ser mitológico. Si yo hubiera sido hombre me habría acercado sólo para ver si de su boca salían palabras como las de cualquier ser común y corriente."
La Hija de Burger Nadine Gordimer
"Empiezo a ver que en realidad el pudor es una función de vanidad. Cuando el cuerpo yano es atractivo, una expresión de deseo, destapar los pechos y la tripa es sencillo; os tumbáis como perros o gatos viejos y agradecidos por el sol. Sin intención de escandalizar."
Gordimer ha descubierto en mí los pasillos estrechos de la imaginación. No ha sido una lectura fácil, no entiendo desde el dónde está narrando y sin embargo en cuanto llego a su lectura me trasporta inmediatamente al sitio desde donde lo hace. Puedo casi oler sus descripciones y anidar mi mente entre las imágenes descritas y el ambiente vivido.
Nadine tiene esa peculiaridad, poder ponerte entre el personaje y su entorno como un tercero con una gran lupa y sentir cada una de las conversaciones como si fueras el invitado de honor y todos estuvieran esperando de tí una sabia intervención.
Lessing, me conmovió hasta los huesos, mientras que Gordimer me lleva a ese espacio en donde existe el gozo y el placer de estar ahí, dentro de las propias descripciones. Alguna vez, mi prima me recordó que yo había querido ser escritora, es verdad, también monja, nunca bombera y hoy me descubro lectora voráz y admiradora de todas las mujeres que he leído. ¿Cómo me atrevería ahora a escribir frente a estas genias de las letras? Solo la insolencia de la juventud, me hizo pensar que podría tener la vocación despierta de las letras o la infinita empatía para perderme en el mistisismo de una monja y soy aún no queriéndolo bombera de mis propias llamas que se bambolean entre la búsqueda de la pasión de los sentidos y la inminente realidad que me rodea.