miércoles, 10 de junio de 2009

La Boda

Mañana salgo en un avión con destino a la boda de un sobrino. A mi edad, siempre tenemos sobrinos, hijos, etc. casaderos o que tienen hijos etc. eso lo entiendo, lo que no entiendo es la necedad de continuar la sacrosanta costumbre de continuar con las aberrantes costumbres burguesas y decadentes de hacer fiestas y festejos para reanimar a "la familia". Ese cruel sueño que nos hacen pensar que todavía funciona ¿funciona? Cuando a las mujeres se les expulsa a un mercado de trabajo, sin siquiera un fusil en la mano, cuando apenas podemos ver a los hijos porque desde luego hay que llevar el pan diario con el sudor de nuestra frente ¿y los hijos? ¿a qué horas se puede disfrutar de un almuerzo al estilo de los modelos televisivos?

El mercado laboral nos exige, nos exprime y nos fomenta el consumo hasta la saciedad empeñando hasta nuestra segunda generación como en las tierras de raya de los tiempos de las Haciendas. Las nuevas generaciones tienen pocas oportunidades de trabajo. Lo más triste de todo es que los modelos a seguir, la T.V., las políticas públicas y las expectativas que tenemos de los hijos, continúan fomentando la organización casi extinta, como es la familia nuclear.

Ya no hay "la familia" de papá, mamá e hijos, existen "familias" constituidas de manera diversa y en arreglo a fines, pero sobre todo, no nos hagamos, ahora la mujer es la responsable de los hijos con o sin padre, es decir estamos constituidos como manadas de elefantes en donde la elefanta más vieja es la cabeza de familia, solo que entre nosotros los perpetuos humanos, aunque la cabeza de familia es la mujer, los privilegios de ser líder entre la manada sigue siendo el varón.

¡Vaya si la vida es contradictoria! Y aún así voy a una boda.