jueves, 31 de julio de 2008

Chiapas en mi memoria

Chiapas en mi memoria me llena de indignación. La belleza del paisaje contrastaba con la miseria de los indígenas y la soberbia de los "coletos" (gentilicio de los no indígenas nacidos en San Cristóbal de las Casas, Chiapas)
Encontré trabajo en la Subsecretaría de Asuntos Indígenas y comencé a participar en una organización política con tendencia maoísta, que en palabras sencillas y llanas era simplemente analizar las condiciones de vida de los habitantes marginados por la pobreza a través de la participación activa de todos sus integrantes, nuestra labor era ayudar a organizar la información y exponer alternativas junto con ellos para crear posibilidades de cambio. Mi trabajo y la participación política eran complementarias.
Al llegar vivimos con una familia que nos rentó un cuarto. La casa solo tenía una sola toma de agua, de donde tenía que sacar agua para lavar pañales, bañarme, llevar una cubeta al escusado, lavar las cacerolas, etc. Solo había llevado nuestras ropas y una cunita plegable, compramos un colchón que pusimos en el suelo e intenté acomodarme a mi nueva situación. El padre de mi hija trabajaba todo el día y tres noches a la semana, diría yo que lo conocía poco, casi no estaba y verdaderamente no se si era una bendición o realmente una carencia. Sin embargo, frente al panorma de miseria, mis propias carencias eran insignificantes. Supongo que el dolor de la adaptación lo apagué con coraje por cambiar las cosas y no precisamente las mías, que estaban lejos de acercarse minimamente a lo que esperaba. El entorno me envolvió.

2 comentarios:

Sk dijo...

Mi Sama, la ausencia fue una bendición. No lo dudes :D

Este capítulo da para mucho más. Seguro que hay un montón de cosas en las que puedes profundizar.

Me quedo con ganas de saber más.

Lamiss dijo...

Tienes razón, hay mucho más, mi estancia fue un despertar en muchos sentidos.